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9 feb 2010

TE QUIERO, MACHO.

Hubo cuatro personas a las que recuerdo todos los días: mi padre, mi madre, mi hermana Loli y mi suegro. No tengo que hacer ningún esfuerzo para ello, ya que, en el devenir del diario, suceden infinidad de detalles y situaciones para que estén presentes siempre.

De todas formas hace unos días, visitando el blog del amigo: http://www.capitanlanzaenristre.blogspot.com/ , leí un precioso soneto en el que homenajeaba a su padre. Lamento no tener ni el talento ni la sensibilidad para hacer una cosa tan bella. Lo que sí pienso es qué, en este mi rincón, merece mi padre tener un recuerdo especial, también lo habrá en su día para los otros indicados, pues son parte importante de mi vida.

Mi padre fue un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra bueno. Nunca le conocí enemigos ni escuché comentarios en contra suya, y eso que viví muy de cerca sus ambientes y círculos de amistad. Tuvo la desgracia de pasar por trances muy amargos en su vida y se vio sorprendido en varias ocasiones por personas que abusaron de su confianza y buen sentimiento. Fue muy querido por su familia y entorno y disfruto del reconocimiento de muchas personas que le quisieron y respetaron.

Nació en Carmona aunque sus padres eran del Viso del Alcor, tuvo una niñez feliz según contaba y, aún hoy, así lo puede certificar su hermana Isabel que felizmente vive y goza de lucidez de memoria. Estuvo en los Salesianos de Carmona hasta que lo expulsaron, le lanzó a un cura el tintero de plomo que había en su pupitre, ante unos comentarios poco afortunados de este cura sobre su hermano mayor Manuel.

Desde entonces y hasta que lo movilizaron estuvo trabajando en la finca donde su padre ejercía de capataz, haciendo labores de ayudante de aperador, me gusta más aperaor, y ocupándose también de ser el recadero de la hacienda en las gestiones que habían de hacerse en Carmona, el Viso o Mairena.

Se encontró cuando lo movilizaron que, sus hermanos mayores Manuel y Juan Antonio, al estar haciendo el servicio militar en el año 1936, estaban en el bando contrario. Lo único que contaba de la guerra fue su herida de bala en Atarfe Granada, y sus heridas de metralla cosechadas posteriormente en otras refriegas y eso porque eran muy visibles como para poderlas eludir. Era un tema en el que nunca entraba y si algo hablaba cuando estaba pasado de copas o muy alegre entre sus hermanos, o conocidos más cercanos, eran todas anécdotas alegres, de momentos de camaradería y gozo. Cuando terminó la guerra, permaneció en el ejercito otros tres años haciendo su servicio militar, aparentemente no le habían exprimido bastante los que “ganaron” la guerra. Él nunca la ganó, estoy seguro y por eso me metía con él diciéndole: ¿para eso has ganado una guerra?

Sufrió la posguerra en toda su crudeza y en esos años se hizo albañil, llegando a ser muy bueno en su oficio al decir de sus compañeros de trabajo, jefes y técnicos que posteriormente al yo trabajar también en la construcción, mi oficio es electricista, tuve la oportunidad de conocer. Ejerció como maestro de obras en la empresa de Luciano Rosch, y posteriormente con su hijo Ricardo Rosch, en algunas obras emblemáticas de Sevilla: Mercado de Entradores, Plaza Nueva, Edificio Rosch y otros de los Remedios, Ensanche de Imagen y edificio de Cortefiel en la Encarnación y así un largo etc.

Se caso con mi madre en el año 1946, lo hizo en la Parroquia de la O y su primera vivienda fue en la plaza del Altozano compartiendo piso con su compadre Manolo, el calentero del puente de Triana. Allí nació su hija mayor Loli. Ya entonces mi hermana fue la causa de grandes sufrimientos para él, pues enfermo ésta gravemente y no había fácil solución por la falta de medicinas. Las medicinas había que conseguirla en el mercado de estraperlo y fueron muchos los esfuerzos que tuvieron que hacer para sacarla adelante. Siempre fue, Loli, la niña de sus ojos, posteriormente sufrió mucho cuando ella se casó y marchó a vivir a Madrid pero nada comparado con haber tenido que vivir su muerte.

Por su formación no era un hombre de grandes palabras, aunque los que crecimos a su lado aprendimos de sus formas cariñosas, amables, educadas, rectas, cachondas y fiables. Creo que sin saber porqué, fue socialmente muy preocupado y valiente ante muchas decisiones que le pudieron complicar y mucho la vida en aquellos años. No daba consejos, aunque sí sabía explicar muy bien sus experiencias, nunca supe si ciertas o imaginadas, pero siempre, muy aprovechables y certeras.

Se comió todo lo que le correspondía comerse. Se bebió quizás un poco más de lo que le tocaba pero muy pocas veces lo vi borracho, no más de dos o tres, siempre con mi padrino Faustino Gómez, al que tanto quería y tanto ayudo, desinteresadamente, en su trajín con el estraperlo del café; los hijos de Faustino lo pueden confirmar y así lo hacen a la menor oportunidad que tienen.

Fue un incondicional fanático del R. Betis Balompié, cuando ser bético exigía tener cojones: Utrera, San Fernando, Badajoz, Martos, Andujar, Valdepeñas, Algeciras, y tantos y tantos campos de tercera. Nunca fue cofrade salvo su devoción por la Virgen de las Angustias de los Gitanos a cuya cita nunca faltaba. No fue nunca hombre de Iglesia, aunque tuvo varios amigos sacerdotes en su juventud y mediana edad. Uno de estos curas, D. Manuel Gómez, sí vivió su acercamiento a la Iglesia de la mano de mi madre cuando nos fuimos a vivir a Pinoflores. Colaboró, estando ya jubilado, en la construcción del templo y del salón parroquial que tan buenos ratos le proporcionó junto a sus amigos los viejos, así los llamaba, porque él nunca lo fue ni se consideró mayor.

Fue muy querido de sus hijos, sus nietos y de su yerno y nuera. Fue siempre muy feliz con mi madre o al menos es la imagen que siempre nos dio. Tuvo una vejez dura por la muerte de su hija, nunca superada, y la de su mujer y hermanos, todas en muy poco tiempo, lo que hizo que cayera en una depresión por angustia de la que le costó mucho tiempo, trabajo y preocupaciones salir.

Al final Dios, tuvo piedad de él y le procuró un buen final. Murió viendo situados bien a sus familiares y lo hizo de una forma rápida e indolora al sufrir un infarto cerebral masivo que no duró más de un minuto.

Tuvo un velatorio antiguo, de los de cerveza, tapeo, cubateo, chistes y bromas recordando sus anécdotas como sé que le hubiese gustado si hubiere podido acudir. Está, estoy seguro, en el cielo pues para mi ese es el cielo; que la gente y tu familia te recuerde siempre y lo haga con cariño y respeto.
Adiós “macho”, que te sigo queriendo y recordando todos los días y que si algo pretendo en mi vida es parecerme a ti, un beso papá.

16 comentarios:

X dijo...

Bellas palabras, miarma. Decir más es redundar, así que me callo.

Lola Montalvo dijo...

Conseguir en la vida que un hijo hable así de ti, supone haber sido una buena persona. Y es algo que pocos consiguen.
Es muy emotiva esta entrada.
Besos, Rafael.

Fale dijo...

Es casi tan bonito como emotivo ver a un padre, mi padre, hablar de su padre, mi abuelo.

Aunque veo una foto suya todas las mañanas cuando me levanto... esté dónde esté... también le mando un beso muy fuerte.

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Ahora mismo, tu padre está en la gloria, sabiendo lo que le has querido y que le quieres aún. Y además, porque ese cariño se lo has transmitido también a tus hijos. Un fuerte abrazo.

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

-Joder, macho- ¡qu´´e cosa mas bonita y sin florituras. Directo al corazon. Que Dios te bendiga y a tu padre tenga en la santa gloria.

Unknown dijo...

Tu padre debe estar orgulloso de ti, bellísimas palabras.

Un abrazo.

Capitán dijo...

"Fue un hombre bueno", qué mejor homenaje a un padre, ojalá mis hijos puedan decir lo mismo de mí.

Un fuerte abrazo

Er Tato dijo...

Para completar la frase de mi Capitán yo añadiría tu último párrafo. Lo resume todo, Rafael

Un fuerte abrazo

Canónigo Alberico dijo...

gran persona y gran homenaje, que te puedo decir pare si ya lo has dicho to un abrazo

sevillana dijo...

Gran entrada y homenaje para un padre que se fue.
¿Sabes Rafael? se me saltaron las lágrimas al leer esta bella entrada.
Besos

Zinquirilla dijo...

Comprendo muy bien lo que dices al principio, de que los seres queridos no son recordados ex profeso sino que la vida misma a diario nos lo traen presentes. Pero como esta es tu casa, haces muy bien en recordar a tu padre en un post especialmente dedicado. Yo a mi abuelo lo he recordado también en mi blog.

Me ha gustado mucho la semblanza que has trazado.

Saludos.

Juan Carlos Garrido dijo...

Quizás, el hecho de pretender emularle, sea el mayor halago que le puedas brindar.

Un abrazo.

Verdial dijo...

Que entrañable entrada le dedicas a tu padre. ¿Y dices que no tienes el don suficiente para hacerlo? Si me has dejado con el alma regocijada y herida a la vez con tus palabras.
Tu padre debió de ser una gran y magnífica persona (y no solo por todas las penurias vividas), y de eso no tengo la menor duda, pues ha dejado una buena muestra de ello: a TI.

Un abrazo

Reyes dijo...

Muy bonito lo que dices de tu padre, es justo que le reconozcas de esa manera cuando ha sido una gran persona, y sin creer que podías hacerlo lo has hecho, es decir, emocionarnos hablando de él.
Ojalá mis hijos de mayores se acordaran con ternura y emoción de la misma manera que yo lo hago de mi padre.

mangeles dijo...

Sencillo, emotivo, sincero...precioso...precioso homenaje.

Enhorabuena...

Un beso

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Muchas gracias por vuestra visita y comentarios.
Me alegra saber que mi hijo Rafael pasa por aquí, sé lo mucho que quería a su abuelos y quiere a su abuela Carmen felizmente entre nosotros.
Zinqui, me alegra saber que estás mejor y de nuevo por aquí.
Mangeles, ¿es la primera vez?, si es así bienvenida.
Besos y abrazos para todos