EL QUE ESTÉ LIBRE DE PECADO.............

En algunos otros sitios de este blog ya he dicho que mi respeto a la vida es fundamental y que, para mí, ésta comprende desde el momento de la concepción hasta el de la muerte. Quiero con esto decir que no admito ninguna de las formulas para no respetarla, que no sea el designio que nuestro Señor nos tenga destinado a cada uno. Sí soy conciente que en algún momento del final puede llegar a ser indigna esta vida, y el sufrimiento inútil, y Dios nos creó para ser felices y útiles a su reino.

Creo también que en un Estado aconfesional, como es España, el Gobierno debe legislar para todos. Si esta premisa no fuese así, estaríamos cayendo en las rivalidades y venganzas continuas que harían imposible nuestra convivencia. No hay religión en la que no esté penada el quitar la vida ajena o la propia (ojo, siempre que su análisis sea serio). Tampoco existe filosofía o ética de vida que admita esta práctica, al menos que yo conozca, a no ser las referidas a sectas o clanes con objetivos más cercanos, y mafiosos, de la vida que el de la paz eterna.

Yo, ya me he confesado públicamente como: cristiano, católico y practicante pero no por eso me niego a pensar por mi mismo en ciertas, la verdad que muchas, incoherencias que mantiene nuestra Religión Católica a través del clero y principalmente de sus dirigentes.

Hace unos días la Conferencia Episcopal a través de su Secretario General, Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, ha declarado que quien vote a favor de la ley del aborto estará en pecado público y no podrá acercarse a la Comunión o ésta le será negada. La medida me parece desmedida e incoherente.

También está en pecado mortal y público: el que no ama a Dios sobre todas las cosas; el que toma el nombre de Dios en vano; el que no santifica la fiesta; el que no honra a su padre y madre; el que mata por si o por orden de su boca; el que comete un acto impuro; el que ha robado y no repuesto lo robado; el que levanta falso testimonio; el que consiente pensamientos o deseos impuros; el que codicia bienes ajenos, etc.

Y quienes son ellos, la Conferencia Episcopal, para decir a quien se le puede negar la Comunión cuando hay muchos Sacerdotes consagrando en pecado mortal y público, cuando tiene entre la clase dirigente a pederastas, ladrones, codiciadores de bienes ajenos, difamadores, etc. en definitiva, como hombres que son, también pecadores.

Cuantas veces el clero ha paseado bajo palio a quienes han “repartido mucho café”. Como permiten que estén enterrados en Templos quienes mataron mucho, por ejemplo: Franco, Queipo de Llano, etc. Cuantas veces ha hecho ojos ciegos y oídos sordos ante grandes injusticias, cuantas veces se siguen paseando en grandes automóviles, vistiendo carísimos trajes y practicando el contacto con las altas esferas de la sociedad sin vérseles, al menos, junto a los desheredados de esa misma sociedad. Pero ya sabemos, es que hay que ser diplomáticos y sibilinos para seguir siendo la mejor diplomacia del mundo.

Mirad, en el Nuevo Testamento no está claro si el mismísimo Jesucristo negó la Sagrada Comunión a Judas, el que lo entregaría a sus enemigos para ser sacrificado, mi teoría es que no y trato de argumentarlo seguidamente: Como muchos sabéis, Juan (Jn 13, 18-30) no hace descripción del momento de la Consagración del Pan y el Vino aunque sí señala el momento de acusar a Judas entregándole un trozo de pan untado antes de hacer la descripción del Mandamiento Nuevo. Lucas, (Lc 22, 14-23) refiere que Judas es señalado después de la Sagrada Comunión. Marcos, (Mc 14, 20-25) dice que Judas es señalado por Jesús antes de la Consagración y Mateo, (Mt 26, 20-29) también que Judas es señalado anterior a la Bendición del Pan y el Vino. Ninguno de Ellos dice cuando sale Judas del Cenáculo por lo tanto es difícil dilucidar si el traidor participó o no en la Sagrada Eucaristía, aunque sí hay certeza de que San Pedro, que posteriormente lo negaría, sí participo y posteriormente gozó del amor inmenso del Maestro. Por lo tanto si el mismísimo Hijo de Dios no le negó el Pan y el Vino, a quien por Dios estaban designados para hacer su voluntad, quienes somos nosotros los hombres para erigirnos en su Voz.

Que Dios nos perdone a todos y nos dé la luz suficiente para procurarnos la cordura y conocimientos necesarios para vivir en paz.

Ahí queó, miarma.