¡¡¡YA LLEGA EL DÍA, SEÑOR!!!

Ese día tan deseado por todos los que te seguimos, desde que nos enteramos de que el Consejo General de Hermandades y Cofradías había decidido que fuese tu Imagen la que presidiese este, difícil, año 2012 el Vía Crucis de la cuaresma sevillana.

A Ti no te puedo engañar y, por eso, bien sabes que no me gustan mucho estas alharacas de las Sagradas Imágenes por la calle. Pero un día es un día y habrá que disfrutarlo con el mayor entusiasmo y alegría de la que sea capaz de expresar mi mente y mi cuerpo entero.

 Que buen regalo me haces este año Señor. He tenido en mis años de vida grandes regalos de cumpleaños, no por el valor material de los mismos, sino por lo que han representado en mi vida cada momento en que los he recibido. Como olvidar esos tarjetones de mis hijos cuando eran pequeños o las dos yemas de San Leandro que me regaló Rosi aquel año en que nosotros sí que estábamos en la verdadera crisis de no tener casi para seguir adelante si no hubiese sido por la ayuda de nuestros mayores; pero lo de este año Señor, no tiene nombre: qué mejor regalo, cuando me llegan los cincuenta y seis, que poder presumir de quien es el Norte y Guía de mi vida por las calles de Sevilla.

Sí, Señor, seremos muchos los que te escoltaremos mañana, primer lunes de cuaresma, por las calles de Sevilla vistiendo nuestras mejores galas, serios que no tristes, compuestos y guapos. Sí, Señor, guapos, espelotados, limpios de corazón y alegres, pues no de otra forma nos podremos sentir los candelarios cuando regalemos a Sevilla entera tu Portentosa Imagen para que llenes a los necesitados de Salud y los ilumines con la Luz, que indudablemente Nuestra Madre Bendita de la Candelaria te encomendará repartir  en su Nombre cuando te vea abandonar San Nicolás.

Iremos muchos Señor acompañándote, pero muchos serán los huecos sin cubrir que en nuestras filas de hermanos notaré, como podré olvidar la ausencia de Ramón Ybarra, a quien tanto quería con lo mal que nos llevábamos; o la de Juan Zorrilla, a quien tanto quise y del que tanto aprendí de cómo hay querer a la Hermandad; D. Luis Roca, a quien tanto respetábamos todos; Juan Fernández de la Cruz, y su hermana Pura; Manolo Campo, del que aprendí  la entrega para con Ellos, aun a costa de las diferencias abismales de ideas que nos separaban; Manolo Luque, del que siempre envidiaré su forma de querer a la Hermandad y a Vuestras Sagradas Imágenes por encima de todo; Salvador Reina Caro, que se marchó tan pronto y que nos dejó un enorme vacío para siempre; Pepe Rodríguez “el  sacristán del Cautivo”; Eduardo Martín Paredes y su trato exquisito con Nuestra Madre; José Luís Soto;  Antonio Paz Castro, con el que tantísimas veces me peleé por su forma de ser y su poquísima autoestima; Mª Teresa Chico, “Quica”, con su cariño por todos los jóvenes; Eduardo González de la Vega, que tanta historia y anécdotas de la Hermandad me enseñó; Afrodísio Sanz,  Joaquín Pinilla con el que tanto hablé en sus últimos años, Pepe Femenía con el que tanto peleé siendo él Fiscal de paso y yo Capataz del mismo, lo mejor las reconciliaciones cuando arriábamos el paso por última vez ya en San Nicolás; Antonio Jiménez,  seco pero cariñosísimo con todos; José Luís Rufino, te fuiste demasiado pronto canijo y con muchas cosas por hacer en la Hermandad; Diego Gallardo, cuánto te quería Señor; Blanca Ibarra y su hijo Fernando; Rafalito Reina, del que aprendí que no todo en la Hermandad tiene que ser trascendente y serio; José Antonio Núñez, que era la persona que mejor animaba y motivaba durante los montajes de Vuestros pasos y altares de culto; Paco Andino, eterno cobrador de la Hermandad aunque ya no lo fuera; José Mª García y tantísimos otros que ahora la memoria no me recuerda sus nombres. De la que tienen que estar armando allí arriba, en tu presencia directa, y del papelón de pescao que habrá frito Juan Bustelo y las botellas de tinto que tendrá dispuestas Pepillo, no me quiero ni hacer idea de la que liarán allí los muy... ¡candelarios!

También echaré mucho de menos a mis padres y hermana cuando entremos en la Alfalfa, Tú sabes dónde se ponían para verte la cara, en la esquina de Silva Ortiz. Seguro que gozan de tu presencia  eterna sin necesidad de apretones y empujones. Señor, espero que me ayudes a reprimir las lágrimas ya que no habrá antifaz para ocultarlas y no es cosa de dar la nota en tan festivo día.

Será un gran día Señor, un día que le servirá a muchos sevillanos para recordar que tu Imagen ya era portentosa allá por el siglo XVI, que eran muchos los que en la madrugada de los Jueves Santos te imploraban favor y que somos muchos los que hoy en día tenemos en Ti depositadas nuestras esperanzas de una vida sosegada y llena de Salud, Luz, paz, amor y felicidad.

Hace unos días le decía al bloguero Jesús Cotta, que en tu Imagen yo veía a la verdadera del Hijo de Dios. Sí Señor, yo creo que fuiste un hombre normal en el amplio sentido de la palabra normal. Qué mejor muestra de normalidad que tu talla. Cuál mejor que la expresión de bondad de tu cara. Qué mejor muestra del peso de la cruz que nos toca llevar en la vida, que tu rodilla vencida. Qué mejor seña de tu triunfo que el estofado de tu túnica. Creo que tu gran enseñanza, Señor, es inculcarnos que el Reino de Dios es este que nos ha tocado vivir y que por él tenemos que luchar; no una lucha violenta como proclaman muchos, pero sí reivindicativa para que todos podamos vivir mejor, compartiendo y amándonos como Tú nos enseñaste.

¡Echaros a la calle miarmas! Mirad la Imagen que os presentamos y confiaros en Él, celebrar alegremente que ya nos llega la Semana por excelencia sevillana y no tener miedo de que se os escape algún hilillo de baba, que llevaremos baberos para los que lo necesiten. Disfrutarlo y hacer que nosotros, los candelarios, lo disfrutemos viendo vuestras caras.

Danos salud Señor, danos entereza y enséñanos el camino que nos llevará hasta Ti . Bendícenos y ayúdanos a que todo salga bien en ese esplendoroso día para la Hermandad de la Candelaria y a todos sus componentes.

P.S. La imagen es la regalada por Dª Carmen Laffón a la Hermandad de la Candelaria con motivo del Vía Crucis del Señor de la Salud.