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25 ene 2012

MI EXPERIENCIA DE CRUCERO

La verdad es que no entiendo el revuelo mediático armado con el accidente del crucero en Italia.  Con todo lo grave del tema y la conmoción por las pérdidas de vidas humanas, no creo que dé para tanto ni para tan estentóreos comentarios. Da la sensación de que ningún periodista ha hecho nunca un crucero, cosa que dudo, y que solamente en éste se han cometido irregularidades. Yo no es que sea Popeye, pero tuve la ¿suerte? de hacer uno cuando hice veinticinco años de casado y os cuento mi punto de vista.
Tengo un magnífico recuerdo de aquel viaje, fue el primer viaje grande que hacía con mi mujer yendo los dos solos. Además contamos con la compañía de dos excelentes parejas amigas del día a día y con un conocimiento mutuo grande: Mari con Faustino y Pepita con Pepe. Hicimos un viaje sin ningún tipo de inconveniente, disputa ni desencuentro de ningún tipo. Estuvimos juntos pero sin agobios y decidiendo, en todo momento, cada uno, el tiempo que quería sin hipotecar al resto y en definitiva comodísimo y divertidísimo.
Es una forma de viajar que ayuda a confraternizar con otros viajeros  y, al no dejar de ser un lugar cerrado, es fácil la coincidencia con las personas que congenias y quieres estar. En definitiva y como resumen de mi apreciación del viaje es muy cómodo, es bonito,  es excesivamente caro y la principal ventaja que le encontré es la de tener en pocos días la oportunidad de visitar muchos lugares al tener un “hotel móvil”, pero de todas formas no creo que llegue a viajar en otro.
Dicho todo lo anterior entro de lleno en el motivo que me lleva  a realizar esta entrada. Ya desde que llegamos al Puerto de Barcelona, y a la oficina de embarque de Pullmantur, pensé en la antigua serie de televisión “Vacaciones en el mar”. Me parecía todo como muy “fashión”, muy amanerado y forzado. Sentí una completa invitación al gasto fácil y a facilitar un ambiente en el que te sintieras, un poco al menos, “reina por un día”.
Ya cuando crucé la pasarela de subida al barco me chocó que el Capitán del mismo estuviese allí, como un maniqu,í para fotografiarse con todo el pasaje. Digo que me chocó, pues entiendo que el momento de la partida de una nave, en la que entre pasaje y tripulación íbamos más de seis mil personas, tiene que ser lo suficientemente complicada como para que el máximo responsable de ella estuviese actuando de artista. Al rato de salir del puerto nos convocaron a un ejercicio de simulación de un caso de emergencia, aquello era un cachondeo grande y nadie, el primero yo, se lo tomaba en serio. A mí, con mis ciento treinta kilos, era un espectáculo verme con el chaleco salvavidas, no me ajustaba por ningún sitio y la verdad es que la tripulación con su comportamiento tampoco contribuían a que aquel fuese un simulacro productivo. Lo único que quedó claro es que se nos marcó un punto de reunión pero sin tener nada claro cómo se llegaría a aquel punto en caso de verdadera necesidad, no es fácil, al menos para mí, orientarme en un sitio que no conozco.
Sobre las siete de la tarde, una vez concluido el simulacro empezó el verdadero motivo del crucero: COMER. Aquello es como un cebadero, todo el día comiendo, a todas horas comiendo y cuando te descuidas un poco ya estás otra vez comiendo. Yo estoy gordo de comer, os lo aseguro;  como una “jartá, pero nunca pensé que hubiera personas capaces de comer tantas veces y tanta cantidad como se come en un crucero, ¡qué asco de comida, coño!
Otra cosa que me llamó la atención es que pasa como en los circos. Si te fijas, el tío que te vende la entrada después igual lo ves de trapecista o de mozo moviendo la jaula de los leones. Pues en el barco te pasaba igual: el tío que estaba en la piscina vendiendo cerveza, te lo encontrabas al rato de camarero en el restaurant, después poniendo copas en la discoteca, de crupier en el casino, haciendo un show en el espectáculo de variedades o fotografías en los distintos decorados que presentaban. ¿Cuándo descansan y duermen estos tíos me preguntaba yo?
Como había dos horarios de cena también habría dos cenas con el Capitán y allí que estaba aquel hombre con, la que decía al menos, su señora comiendo y bebiendo. Posteriormente en el espectáculo también estaba el Capitán, bebiendo lógicamente. Como ya digo que había dos turnos de cena,  entiendo que el Capitán al menos dos días participaba de las copas. Quede claro que había más oficiales en todos los eventos además del Capitán, con lo cual, un control de alcoholemia habría acabado con todo el cuadro de mandos del barco.
Una noche, yendo desde Nápoles a Roma aquello empezó a moverse. Pero moverse joé, ¡de acojone total vamos! Unos zamarreones que no os quiero contar. Todos los tripulantes con los que te encontrabas llevaban puesta una sonrisa como de mascara, pero la verdad es que si los mirabas por detrás a todos se les notaba que iban con el culito apretado. Reparto de manzanas por todos lados para evitar el mareo y los vómitos decían, consejos para que no se comiera nada ni bebiera tampoco y sobre todo que no se anduviese por las zonas comunes y que lo antes posible todo el mundo al catre. Que desastre de noche. Ya acostado, recuerdo que me tuve que agarrar al larguero de la cama pues en un envión de aquellos pensé que me caía seguro, mi mujer para que deciros figuraos  que ella pesa la mitad que yo, la pobre se llevó toda la noche de babor a estribor de la cama.
También de acojone total el día que hacíamos escala en Mónaco a la hora del regreso al barco. Allí el barco no entró en puerto sino que fondeó en medio de una bahía y desde allí nos transportaron a los que íbamos de excursión en los botes salvavidas. Cuando nos recogen para ir hacia el barco el agua se movía bastante, claro pegado a la orilla no se notaba tanto pero cuando se separó unos treinta o cuarenta metros no os quiero contar los saltos que daba el botecito, y eso que era bastante grande. Otra vez lo mismo, la carita de los marineros un aprieto y la del de la gorra de plato y los galones en la hombrera que iba al timón para que contaros, un poema…  En serio, yo es el peor rato de miedo que he pasado en mi vida: inseguridad por el movimiento del barco pero el pánico transmitido por los gritos de los pasajeros, la incapacidad de los tripulantes para infundir calma y tranquilidad y sobre todo la inseguridad que mostraba la cara del piloto, no os quiero ni contar.
Aquello era una función de teatro en la que, pasase lo que pasase, el espectáculo continuaba. Es por eso que me extraña que ahora parezca que este cobarde Capitán  italiano, que ha abandonado el primero el barco, sea el culpable de todo. Yo creo que ahí todo el mundo está implicado y que nadie da un paso en falso, lo que pasa es que cuando viene un problema empieza a buscarse el que se coma el marrón y un cabeza de turco al que le endiñen todos los palos. Ahora hay tripulantes que no lo son, pasajeros que no constan en ningún sitio, una rubia que no es la mujer del Capitán pero que hace el papel de serlo, esta misma mujer es una traductora que está de vacaciones pero está en el puente de mando y así podríamos seguir. Mentiras y más mentiras; como siempre y en todo.
¿Qué el Capitán en este caso ha sido un cobarde? Sí. ¿Qué se ha equivocado en la ruta? Para mí que cumplía órdenes superiores. ¿Qué no ha dado la orden de evacuar la nave por su propio criterio? Para mí que no. ¿Qué todos los cruceros son un calco uno del otro? para mí que sí. Lo único que yo tenía claro antes y  se me refuerza en la opinión con lo ocurrido con este barco, es que no me subo más ni en la Enriqueta de la Plaza España. Además estoy seguro de que, con  el mismo dinero, 16000 pavitos entre los seis,  que nos costó el crucero, nos hubiésemos pegado un viaje de quince días por Italia que no se lo cree ni el Tato.
Ea, miarmas, que os dejo que me voy a poner a leer la sentencia absolutoria de Camp y a figurarme la que harán cuando juzguen al yernísimo.

8 comentarios:

S. dijo...

Eso digo yo,la gente ahí fotografiandose vamos...como si nos hiciéramos fotografías con los muertos...

Perol y Mortero dijo...

Buenísimo Rafael. No te molestes pero me he partido de la risa con tu experiencia. Y cuanta razón llevas...
Nunca he hecho un crucero, pero después de leerte... ¡Jamás!

Un abrazo

trianatrinidad dijo...

Fali miarma, no sé si lo habré comentado alguna vez pero a mi los viajes en barco no me gustan, quizás porque ya he cogido varios, al final lo único que conoces es eso.... el barco.Amigo, tienes mucha razón, con esa pasta podíais haber hecho un tour por ITALIA de autentico lujo, y te lo dice un enamorado de ese país.Un abrazo.

Naranjito dijo...

Que cagón que eres. Si hubieras estado dieciocho meses vestido de marinero a bordo de un barco de 35 metros de eslora, con la quilla plana, pegando bandazos de estribor a babor y lo que es peor, de proa a popa ya te gustaría los cruceros. Y encima fué como resultado de un sorteo por ser machote y cumplir con la edad reglamentaria. En fín, al final me lo pasé bien y aprendí un taco. Y una de las cosas que aprendí fué la responsabilidad y profesionalidad de TODOS a bordo. Ea miarma, te dejo que voy a terminar la maqueta del San Felipe.
Un abrazo.

Juan Carlos Garrido dijo...

Todo se remonta a los fundamentos del periodismo y a qué es y qué no es noticia (y a ejemplos sobre hombres mordiendo a perros).
Sin conocer las estadísticas, seguro que el índice de siniestros de coches es mucho mayor, pero, justo por eso, no es noticia.

saludos.

PEPE LASALA dijo...

Muy bueno Rafael. En mi caso, tan sólo he estado una vez y me gustó, aunque se me han quitado últimamente las ganas de repetir. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea. http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

impresiones de una tortuga dijo...

Fali, ni muerta hago yo un crucero, al menos de momento, bueno de momento y con el panorama que tengo no cojo ni una patera.
Un saludo, amigo.

La gata Roma dijo...

Anda que no me he reído nada con tu relato… lo siento porque sé que a veces pasarías miedo, pero a toro pasao, era tremendo…
Nunca he hecho un crucero, me hace ilusión la idea por la novelería, pero si es cierto que soy muy jartible y me gusta conocer los sitios profundamente y claro, en este tipo de viajes no es posible, pero lo dicho, tal vez algún día, si tengo el dinero, pruebe por mí misma la experiencia…

Kisses