OPINIONES SOBRE LA COSA

Ayer en ABC venían dos artículos de economía que consideré interesantes de leer, y ahora quiero comentar con vosotros; aunque confieso que lo hago desde el desconocimiento que tengo de economía y el vivir en una realidad social muy diferente de la que, al parecer, viven estos señores.

En la primera entrevista, que era la de la contraportada del diario, se puede leer, a Nouriel Roubini, cosas muy coherentes. Este señor, que tuvo la visión de pronosticar la recesión que padecemos, dice cosas muy comprensibles y normales; también, que, al día de hoy, sigue augurando que en un 50% nos enfrentamos a una segunda, si no se obra rápida y eficazmente.

Hay una cosa en la que no estoy de acuerdo con él y me niego a compartir, siempre que no se me demuestre con pruebas comparativas con las estadísticas de otros países y se haga desde la igualdad de condiciones. No es otra, ni más ni menos, que la tan traída y llevada productividad y rentabilidad del trabajador español. Y otra, en la que no me convence del todo, es el pronóstico, al 50%, comentado anteriormente, así es fácil pronosticar, pues solo asumes la mitad del riesgo a equivocarte.

Sí me parecen acertadas otras afirmaciones, por coherentes, normales y creíbles, por ejemplo: la austeridad por sí sola no es suficiente, se necesita desarrollo y crecimiento para salir adelante. Que lo de los brotes verdes es una capullada. Que el tenue crecimiento que se prevé le valdrá solamente a Alemania. Que se seguirá despidiendo obreros en España y que esos despedidos perderán la posibilidad de consumir y por lo tanto no ayudarán a la normalización del mercado. Que si Alemania no cambia y ayuda con inversiones y estímulo a los países débiles estos no resistirán, principalmente España y Portugal. Descarta definitivamente de la recuperación a Grecia. Que tenemos un € sobrevalorado entre un 20 y 30% que sólo beneficia a Alemania. Y por último, que las medidas que se han tomado en España, al haberlas hecho tarde, no ayudarán por si solas a solucionar el crecimiento económico ni el desempleo.

La segunda entrevista es la que le hacen al Presidente de la CEOE, Juan Rosell, en la separata de EMPRESAS. Perdonar pero de este señor no me fio. Y si es como lo ponen en la fotografía aún menos, de nunca me han gustado los que se usan corbata con camisa de manga corta.

Hace muchas afirmaciones hueras: pocas vacaciones por tener que estar al pie del cañón –pues como todo el mundo-, es optimista con el futuro –pues será el único-, está encantado con el acuerdo de PSOE y PP, etc. También vaticina que vamos a pasar años difíciles – no te jode el profeta- , que desde el año pasado estamos en crecimiento, aunque estos son endebles en 2010, 2011 y se espera para 2012 -¿crecimiento? éste se ha acostado con la Ministra- , asegura que ya nos hemos olvidado de la recesión del 2009 y sigue…. - Está claro que este señor vive en otro universo distinto al común de los mortales-. Argumenta que nos tenemos que acostumbrar a estos cortos crecimientos, que no les queda otro remedio que hacer reformas estructurales – se refiere, creo yo, a más despidos y recortes de inversión- y que los empresarios que antes y mejor aborden y hagan los cambios tanto mejor para ellos.

Se alegra de los pactos con los sindicatos y de la reforma de las pensiones y lo remarca como positivo e importante – lo cual, a mí me preocupa como trabajador-.

Ya, lo borda, cuándo dice que los empresarios son aventureros y que si una cosa no les funciona ponen en marcha otra, otra y otra hasta conseguir el éxito – no sé de dónde saca los medios y los créditos necesarios- Creo que cuando hacía esta reflexión estaba recordando a su antecesor en el cargo, el gran Gerardo Díaz Ferrand, empresario de viajes Marsans.

Afirma que el empleo futuro no lo creará ni las grandes empresas ni las grandes organizaciones, que lo habilitarán las pequeñas empresas que aún no han nacido y a las que tendrán que animar y convencer para que así lo hagan – me parece que se refiere a los subcontratados, los que le venden a las grandes empresas la mano de obra barata y después desaparecen sin pagarle a los obreros y sin pagar las cargas sociales de los mismos y que les encubren la economía sumergida a los grandes empresarios-.

No entro en lo que comenta de los funcionarios y de los empleados públicos porque me entra la risa, no, más bien me descojono de risa.

Igual me pasa con los políticos, dice que ganan poco y que tanto Presidente del Gobierno como Parlamentarios deben ganar 2 ó 3 veces más de lo que ganan –está claro que no le muerde la mano a quien le da de comer, como los buenos perros-.

No me atrevo a comentar lo que opina del cambio de mentalidad necesaria en la sociedad ya que se mete en un jardín que ni él mismo es capaz de salir; no se puede decir menos con tantas palabras como usa en la explicación.

Asegura que los contratos indefinidos no son posibles de rescindir por las empresas. Este señor no se ha enterado que antes costaba 45 días y ahora, por la magnanimidad de nuestros gobernantes y la disciplina de los Jueces la mayoría de ellos se resuelve con 20 días por año; eso si no te meten en un ERE, ERTE o en un cierre salvaje y brutal y te remiten a cobrar, si eres capaz de cobrar, al fondo de garantía salarial.

Preguntado por el tema de los impuestos, dice que los empresarios opinan que cuanto menos impuestos mejor. Hace una distinción entre presión fiscal – entiendo que la que padecemos los que cobramos una nómina- que no le preocupa y esfuerzo fiscal, que sí le preocupa aunque le gusta, pues éste es el impuesto que se paga en función de lo que se tiene. Es seguro que este señor carga a sus empresas los renting de los vehículos propio y de familiares, que su casa familiar y de vacaciones pertenecen a alguna fundación familiar y la cuenta del restaurante, de la cena con la señora el fin de semana, lo pasa como gasto de representación al igual que el abono del Palau de la Música y de la Monumental de Barcelona.

Rajoy, por favor: déjame ser, un mes, Ministro de Hacienda si ganas el 20N; por tu madre y la mía.

Que diferencia de visión, ¿no?

Hasta pronto, ¡miarmas!