Ayer no hubo cofradías; pero muchos cofrades teníamos un día grande y obligación por Reglas de acudir a nuestras Hermandades a participar en los Sagrados Oficios de Semana Santa. El orgullo que para muchos supone el ostentar en nuestro Título el de Sacramental, no debe quedarse en ejercerlo sólo a la hora de reclamar posesiones y bienes materiales; sino en buscar la mayor grandeza, esplendor y testimonio de nuestra Fe.
Desgraciadamente, los católicos no nos enteramos la inmensa mayoría en dónde radica la verdad de nuestra creencia. Que mejores días para sentirnos cofrades que el de la institución de la Eucaristía, Jueves Santo; el de la certificación de la muerte y bajada al infierno de nuestro Salvador Jesucristo, Viernes Santo; y el de la gloriosa Resurrección del Hijo de Dios, cuya Pascua celebramos el Sábado Santo.
Ayer Jueves Santo, conjuntamente también conmemorábamos la institución del Sacerdocio. Que degradado está este servicio a Dios, a través del cuidado de su pueblo, siendo, como debería ser, el más importante que el Señor le reservo a sus seguidores.
Necesitamos una revolución en el clero de nuestra Santa Iglesia Católica. No podemos seguir dirigidos por políticos y componentes de una casta superior que es la sensación que yo, al menos, saco cuando analizo los comportamientos de muchísimos sacerdotes, principalmente la élite de ellos. Siguen empeñados en mantener prerrogativas, formas y actuaciones trasnochadas en el mundo excesivamente cambiante y ágil que el mismo Dios nos facilita. Ni que decir tiene que también hay legión de cumplidores y comprometidos pero, generalmente, éstos no llegan nunca a la capa dominante ni a puestos de gran responsabilidad.
Durante multitad de generaciones el clero ha ejercido como intermediario de Dios. Ha puesto normas, mandamientos y formas que el Nazareno jamás se hubiese entretenido ni siquiera en imaginar. Lo peligroso es que, muchos de sus componentes, siguen queriendo mantenerse en una situación que yo veo que es injusta y alejada de los verdaderos sentimientos de Dios para nosotros sus hijos.
Por muchos siglos, el clero ha negado la formación del pueblo de Dios. Para cambiar estas formas arcaicas vino el Concilio Vaticano II, pero desgraciadamente ni se ha desarrollado ni creo que exista una verdadera intención de ejecutarlo en su máxima expresión. Nos hemos quedado en cambiar los órganos por guitarras; las sotanas por trajes; las Imágenes y templos prodigiosos y bellos por edificios y símbolos minimalistas y así podríamos seguir con una gran sarta de realidades.
Hoy el clero quiere que evitemos el amor por nuestras Imágenes, siempre que éstas no den dinero por supuesto, olvidando que durante muchas generaciones es la formación que nos han dado y nos siguen procurando, infinidad de ejemplos avalarían esta opinión. Comparemos las visitas y rezos al Señor del Gran Poder y las recibidas por el Santísimo en su Basílica de San Lorenzo. Igual podemos decir de la Virgen de la Esperanza Macarena, de la Virgen del Rocío o de tantísimas otras Sagradas Imágenes. No. no nos privéis del amor a las Imágenes sin procurar al menos enseñarnos el verdadero camino que debemos recorrer. No nos queráis prohibir el acercamiento a sus capillas o limitarnos los horarios de visita como recientemente hizo el Párroco de San Ildefonso, o viene ocurriendo en la Catedral, El Salvador y otros muchos templos.
Está claro que hay muchos católicos que se preocupan de buscar cuales son los verdaderos caminos que los llevarán hacia Dios y su Reino prometido. Me tengo por uno de ellos y no cejo en mi empeño. Pero, estoy seguro que nunca alcanzaré la Esperanza que tenía la mujer que me dio la vida cuando le rezaba a su Virgen de los Reyes. Su formación no le exigía rezarle al Santísimo, aunque seguro que siempre llegaba a Él a través de su periplo por muchos templos buscando las Imágenes de su devoción. Que me gustaría saberle explicar a muchos sacerdotes, el miedo que siente un Prioste o Camarera cuando tiene que manipular a la Imagen que tiene asignada. La vergüenza que se siente al tener que ayudar al conservador o restaurador, y desvestir una Imagen a la que hay que someter a un TAC; en mi caso os aseguro que fue la misma que cuando tuve que desvestir a mi madre tras un accidente. El apuro al abrochar los agarres cuando se sube a su paso y tener para ello que meter la mano entre sus ropas; y tantas otras situaciones que la única verdad es que te certifican que son imágenes de madera u otros materiales, pero que representan la Fe y la Esperanza de infinidad de personas en el transcurso de muchas generaciones. ¡No saben lo que se pierden, por sentirse tan altos y mantenerse tan lejos!
Necesitamos un clero que conviva en el día a día con el pueblo de Dios. Que conviva en la familia, en los tajos, en los hospitales, en las miserias, en los triunfos, en los bares, en los club, etc. En definitiva como hizo el Hijo del Carpintero. Que viva nuestra misma realidad y sepa interpretar las ideas de todos y no sólo del grupo cercano a su persona. Un clero que enseñe más por la práctica y por sus actos que por sus palabras. En definitiva, un clero cercano al verdadero pueblo de Dios y no al que se han fabricado en el devenir de los años.
¡NO HAY QUE LLAMARSE CRISTIANO, HAY QUE SERLO!
Estas anteriores son las sabias palabras de nuestro Papa Benedicto XVI nos regaló ayer, para mí dichas con unas vestiduras y en un recinto alejado de la realidad social actual, pero realmente cierta según mi opinión.
Otro día sin cofradías. Otro día reconfortado, sólo, con la asistencia al ficticio entierro del Señor que hemos realizado en la sede de mi Hermandad de la Candelaria, en el bonito templo de San Nicolás. Ahora, a esperar con paciencia que Dios nos quiera regalar el disfrutar de un excelente Sábado Santo, de una esperanzadora Pascua y un maravilloso Domingo de Resurrección.
Hasta pronto, miarmas.
4 comentarios:
Amigo Rafael el día que te dejen hacer el Pregón, tendremos que ver las caras que ponen la mayoría de los "dirigentes" eclesiasticos y políticos de nuestra ciudad. Como siempre bonitas palabras y estupenda reflexión.
Por cierto: aunque he estado un poco omnublidado estas semanas te comentaré que no te pude ver, por motivos de la lluvia, claro, abrazado a la bocina por Santa Maria la Blanca; que tengas cuidaito con la gata que cuando crezca y empiece a mauyar de una forma muy rara ya te enteraras; y por supuesto yo tambien soy de cubatas de rives (con moderación) será cosa de la edad.
Como siempre es un placer leerte.
Yo cada vez lo tengo más claro.
Un beso enorme.
Hace años, los párrocos eran algo parecido a un psicólogo de primera instancia, el primero al que alguien acudía cuando tenía algún problema. Cuando yo era monaguillo, he visto al párroco quedarse sin comer por repartir cuanto tenía.
Los curas modernos que he tenido la desgracia de conocer se parecen más a funcionarios, apenas preocupados de cumplir con sus obligaciones y exigir sus derechos, y poco interesados en entender los problemas de sus parroquianos. Así les va.
Saludos.
Creo que lo que comentas sobre la actitud de los nuevos sacerdotes es cierta... Cuando trabajaba en el hospital, aún en Madrid, hace tiempo ya, los sacerdotes se paseaban por las habitaciones mirando qué paciente estaba solo o moribundo o triste o lo que fuera y no era raro verlo sentado conversando con enfermos o familiares. Hoy eso es impensable. Mi hermana, que trabaja en un hospital de Córdoba me dice que ya no se ven... Creo que la casa de Dios falla tanto en los cimientos como en la cumbre. El que ocupa el trono de San Pedro y todos los que le baten la nata cardenalicia son una panda de ricachos a los que sólo les preocupa el poder y su status... Jesús sí que limpiaría ese templo y no se salvaría ni uno.
Tu fe me llama la atención por inusual, Miarma. Pero tu fe y tu capacidad de crítica inteligente. Estoy hasta las narices de fieles aborregados que no levantan la cabeza ni se atreven a pensar. Se nos da una inteligencia para algo y tú, Miarma, la utilizas de forma más que correcta. Muchas gracias.
Besos miles... y ya ha salido el sol :D
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