Según el DRAE, en la segunda acepción de la palabra: REPRESIÓN, dice: acción y efecto de reprimir; y en la primera de: REPRIMIR, dice: contener, refrenar, templar o moderar.
Viene esto anterior, al hilo de la entrevista que el pasado jueves le hizo Julia Otero, en su programa de Onda Cero, al Dr. Francisco Kovacs. Es de destacar en su biografía, que terminó la carrera de medicina con diecinueve años con lo cual creo que no es ningún indocumentado y que su cabeza debe funcionar bastante bien.
Bueno, ¿a qué viene el rollo que nos estás endiñando éste, preguntaréis vosotros?, pues viene a que D. Francisco decía, creo que acertadamente, que la educación tenía mucho de represión, en el buen sentido de la palabra, pues se trata de ir “reprimiéndole” al educando lo que no es conforme con las leyes o normas que nos hemos dado en la sociedad para así lograr una buena convivencia de todos. También decía, por el contrario, que debería premiarse el comportamiento conforme a estas normas y leyes así como estimular al educando por el seguimiento de las mismas.
Es precisamente en eso que nos equivocamos actualmente. Si amonestas a un niño pequeño, aunque sea tu hijo, siempre alguien te dirá que tengas cuidado no se vaya a traumatizar. Esta supuesta amonestación puede venir dada por faltar a cualquier norma, por ejemplo: trato despectivo a un semejante, mal uso de un mueble o bien, maltrato a un animal, rotura de un juguete o cualquier otro objeto, etc. Sea por lo que sea la amonestación o riña está mal vista aunque esté acompañada de una explicación del porqué de la misma. Por el contrario, no tendremos en cuenta ninguna falta que está cometiendo o haya cometido si se trata de premiar una de las múltiples ocasiones que tenemos hay para ello a lo largo del año: cumpleaños, santo, fin de curso haya aprobado o no, Reyes, Navidad, etc. creando con ello un estado de confusión de valores en el educando.
En la calle faltan policías, en los colegios falta reconocimiento a la autoridad de los profesores y educadores, en nuestras casas falta disciplina y en todos los sitios falta un verdadero afán educativo para todos, ya seamos niños, adolescentes, adultos o viejos, pues hemos llegado a un punto que nuestra convivencia cada vez es más difícil.
Con autoridad no me refiero a tener atemorizado al personal como quizá nos pasó a los de mi generación pero sí considero necesario que al menos exista el temor de “el que la hace la paga”. Otro gallo nos cantaría si al chaval que rompe el retrovisor de un coche o lo abolla o araña su padre tuviese que pagarlo. Igualmente si al chaval que trae una amonestación de su profesorado tuviese que dar explicaciones y fuera reprendido y castigado desde una autoridad paterna bien consolidada. En fin vivir conforme a unas normas estrictas aunque flexibles y dialogadas.
La policía local no puede tener la imagen que tiene de ser un cuerpo destinado a poner multas de tráfico y nada más. ¿Quien ha visto a un policía local llamar la atención a quien atraviesa una calzada por cualquier sitio?, ¿quien al que rompe algo del mobiliario urbano?, ¿quién al que está subido en un banco de cualquier parque?, ¿quién al que deja la mierda del perro en una acera? ¿quién al que borracho está tirado en medio de una acera rodeado de cartones y basura?, etc. Os invito a daros una vuelta por cualquier plaza de mi barrio: Pumarejo, Cronista, Alameda, Santa Isabel, San Julián, San Hermenegildo y así podríamos seguir con otras muchas.
Creo que el policía tiene que ser una persona conocida en el barrio, que éste a su vez conozca a los vecinos y comerciantes y que se preocupe por el bienestar de sus convecinos. Tal vez para ello no necesitemos policías que sean Abogados, Filólogos, Ingenieros o cualquier otra diplomatura o licenciatura, necesitamos al “guindi” de siempre, al vigilante jurado de parques con su sombrero de ala ancha o al portero o bedel de siempre del colegio que sabía hacer valer su autoridad ante cualquier alumno que estaba metiendo la “gamba”. Necesitamos que el policía sea un trabajador como otro cualquiera que tenga que estar en la calle sus ocho horas diarias, pero andando no en un coche o moto sino haciendo vigilancia que para eso realmente es para lo que existen.
Ejerzamos de padres los que lo somos y empecemos a preocuparnos por la verdadera educación de nuestros hijos; y de la nuestra también que muchas veces, la mayoría de ellas, es la que realmente falla.
Viene esto anterior, al hilo de la entrevista que el pasado jueves le hizo Julia Otero, en su programa de Onda Cero, al Dr. Francisco Kovacs. Es de destacar en su biografía, que terminó la carrera de medicina con diecinueve años con lo cual creo que no es ningún indocumentado y que su cabeza debe funcionar bastante bien.
Bueno, ¿a qué viene el rollo que nos estás endiñando éste, preguntaréis vosotros?, pues viene a que D. Francisco decía, creo que acertadamente, que la educación tenía mucho de represión, en el buen sentido de la palabra, pues se trata de ir “reprimiéndole” al educando lo que no es conforme con las leyes o normas que nos hemos dado en la sociedad para así lograr una buena convivencia de todos. También decía, por el contrario, que debería premiarse el comportamiento conforme a estas normas y leyes así como estimular al educando por el seguimiento de las mismas.
Es precisamente en eso que nos equivocamos actualmente. Si amonestas a un niño pequeño, aunque sea tu hijo, siempre alguien te dirá que tengas cuidado no se vaya a traumatizar. Esta supuesta amonestación puede venir dada por faltar a cualquier norma, por ejemplo: trato despectivo a un semejante, mal uso de un mueble o bien, maltrato a un animal, rotura de un juguete o cualquier otro objeto, etc. Sea por lo que sea la amonestación o riña está mal vista aunque esté acompañada de una explicación del porqué de la misma. Por el contrario, no tendremos en cuenta ninguna falta que está cometiendo o haya cometido si se trata de premiar una de las múltiples ocasiones que tenemos hay para ello a lo largo del año: cumpleaños, santo, fin de curso haya aprobado o no, Reyes, Navidad, etc. creando con ello un estado de confusión de valores en el educando.
En la calle faltan policías, en los colegios falta reconocimiento a la autoridad de los profesores y educadores, en nuestras casas falta disciplina y en todos los sitios falta un verdadero afán educativo para todos, ya seamos niños, adolescentes, adultos o viejos, pues hemos llegado a un punto que nuestra convivencia cada vez es más difícil.
Con autoridad no me refiero a tener atemorizado al personal como quizá nos pasó a los de mi generación pero sí considero necesario que al menos exista el temor de “el que la hace la paga”. Otro gallo nos cantaría si al chaval que rompe el retrovisor de un coche o lo abolla o araña su padre tuviese que pagarlo. Igualmente si al chaval que trae una amonestación de su profesorado tuviese que dar explicaciones y fuera reprendido y castigado desde una autoridad paterna bien consolidada. En fin vivir conforme a unas normas estrictas aunque flexibles y dialogadas.
La policía local no puede tener la imagen que tiene de ser un cuerpo destinado a poner multas de tráfico y nada más. ¿Quien ha visto a un policía local llamar la atención a quien atraviesa una calzada por cualquier sitio?, ¿quien al que rompe algo del mobiliario urbano?, ¿quién al que está subido en un banco de cualquier parque?, ¿quién al que deja la mierda del perro en una acera? ¿quién al que borracho está tirado en medio de una acera rodeado de cartones y basura?, etc. Os invito a daros una vuelta por cualquier plaza de mi barrio: Pumarejo, Cronista, Alameda, Santa Isabel, San Julián, San Hermenegildo y así podríamos seguir con otras muchas.
Creo que el policía tiene que ser una persona conocida en el barrio, que éste a su vez conozca a los vecinos y comerciantes y que se preocupe por el bienestar de sus convecinos. Tal vez para ello no necesitemos policías que sean Abogados, Filólogos, Ingenieros o cualquier otra diplomatura o licenciatura, necesitamos al “guindi” de siempre, al vigilante jurado de parques con su sombrero de ala ancha o al portero o bedel de siempre del colegio que sabía hacer valer su autoridad ante cualquier alumno que estaba metiendo la “gamba”. Necesitamos que el policía sea un trabajador como otro cualquiera que tenga que estar en la calle sus ocho horas diarias, pero andando no en un coche o moto sino haciendo vigilancia que para eso realmente es para lo que existen.
Ejerzamos de padres los que lo somos y empecemos a preocuparnos por la verdadera educación de nuestros hijos; y de la nuestra también que muchas veces, la mayoría de ellas, es la que realmente falla.
Yo realmente creo que no estoy equivocado. ¿Tú que piensas?, miarma.
12 comentarios:
Creo que tienes razón particularmente en el comienzo de tu disertación, por así decir: hoy en día reprender a un niño, parece, ya es un fallo, algo que debería evitarse. Se propone mucho diálogo, pero no me parece que los que lo demandan hayan dialogado mucho con un pequeño, seres en su mayoría nada dados al diálogo constructivo, egoístas, interesados y pendencieros. Por tanto una colleja, una palmada en el culo o un capón a tiempo evita males mayores en el futuro. Y no hay que tenerle miedo, que eso no es maltrato y que es muy útil.
Supongo que todo el mundo conocerá ya este famoso coloquio en el que interviene el juez de menores Emilio Calatayud, pues tiene unos años ya y se ha hecho bastante popular, pero lo linkeo para rememorarlo o descubrirlo, si fuera el caso. Ideas muy claras expuestas de manera cristalina.
Parte 1
Parte 2
Mi niño mayor tiene algo más de dos años y medio y está, justo ahora, en esa época de berrinches y caprichos. Ser padre es aprender a ser padre. Vale, y mucho, la educación que como hijos recibimos en su momento. Pero también ahí hay que discriminar, hacer las cosas distintas. Yo riño a mi hijo, no le dejo hacer, le explico las cosas. Por ahora, de poco vale porque, ya sabemos, lo entienden todo y se quedan con lo que les da la gana. Pero confío en que todo eso va dejando un poso que, en su momento, será cimiento para que vaya creciendo siendo buena persona...que no es poco.
Un abrazo.
Y a todo esto... hoy sale la noticia de un señor apuñalado en Los Bermejales por reprender a unos "chavales" que estaban destrozando mobiliario...
En fin...
Quizás suene muy fuerte, pero mi abuelo decía que un guantazo a tiempo prevenía palos en el futuro. Era un hombre chapado a la antigua y ya digo, hoy día hay métodos menos violentos pero igualmente efectivos. Pero lo importante es tomar medidas cuando se deben tomar, no mirar hacia otro lado... O eso creo yo.
Saludos.
Estoy de acuerdo con tu entrada al 100%. Hay mucha permisividad y estamos siempre asustados pensando que lo hacemos mal. En cuanto a los Polis locales habrá excepciones pero donde yo vivo no hacen bien las cosas ya que tienen a un jefe politizado que va a llevárselo y ese es el espejo que tienen.
En el pueblo donde vivo se ha montado una polémica por la manera de proceder de la policía local. La verdad es los tíos son unos bordes, pero lo curioso es que la mayoría de las quejas vienen al hilo de un supuesto celo en su actividad denunciadora -ya sabemos que ellos no multan, proponen-, pero lo cierto es que si te das una vuelta verás coches aparcados delante de los vados y en las zonas pintadas de amarillo -incluso en los rebajes de las aceras para la gente tienen problemas de movilidad-, verás a los vecinos conduciendo a sus perros por zonas prohibidas y a estos cagando en las aceras, y largo etcétera de despropósitos. Todo eso hace pensar en que no es tan fiero el león como lo pintan, sino que más bien se trata de que la gente se ha acostumbrado a no tener obligaciones y sí a tener todos los derechos, que la mayoría me da que confunde con hacer lo que le venga en gana.
En cuanto al problema de los jóvenes, mientras sus padres les sigan dando la razón en todo, el problema irá a peor. Al recurso contra la sentencia de los menores de Pozuelo por parte de sus padres me remito.
Un abrazo y perdón por la brasa.
Yo soy de un pueblo que creció alrededor de una fábrica metalúrgica que dió empleo a más de 1.000 jóvenes....es decir...que esos jóvenes estaban en el pueblo, con sus jóvenes esposas y unos cuantos churumbeles...y alejados del resto de la familia.
Como resultado, la necesidad del vecino para todo...y como consecuencia " A LOS CHAVALES NOS MANDABA TODO EL MUNDO"...nosotros aprendimos a obedecer y respetar a todos y cada uno de los adultos...ya fuera el maestro o el cartero, o el vecino del piso de arriba, o ...cualquiera podía mandarnos y nosotros debiamos obedecer...y cualquiera ´tenía autoridad para reñirnos, y encima "chivarselo" a nuestros padres, con la correspondiente segunda reprimenda...
La educación de los niños es sin duda un deber de los padres, pero todos los adultos debemos estar comprometidos en esa educación, y no temer afear a un niño su conducta, incluso aunque nos arriesgemos al desaire de los padres. No importa. El niño verá, que no todo el mundo está de acuerdo con su mala conducta.
Un beso Mi arma.
Pues no puedo estar más de acuerdo. Como diría uno que yo me sé, eso mismo lo he dicho yo cienes y cienes de veces. La de disgustos que me ha costado, y me sigue costando, que mis hijos me comparen con los padres de la mayoría de sus amigos, siempre para resaltar lo permisivos que son y lo que quieren a sus hijos por ello. O recordarles que la familia no es una democracia. O que yo no soy su amigo, entre otras cosas porque un amigo nunca haría por él lo que su madre y yo estaríamos dispuestos a hacer.
Un abrazo
Muy buenas .
Estoy total mente de acuerdo con la falta de valores de nuestra sociedad , y en mi opini´´on se ha perdido el norte en la educacion , que para mi no es solo decir buenos dias , con tanta hipersensibilidad en muchos temas.
Aprobecho para enviarte un saludo afecuoso por tus deferencias conmigo y por haberme enlazado en tu blog.
Un abrazo Bibi.
P.d. no se colocar enlaces de un blog a atros , siento mi torpeza informatica.
Cierto lo que dices miarma, es estos tiempos todo parece estar mal, todo es susceptible de ser catalogado maltrato, físico, sicológico o sus castas enteras, cuando realmente, reprender a un niño por una conducta inadecuada, no es más que eso, algo por lo que todos debemos pasar para completar nuestra educación como bien dices miarma.
Sobre el tema de las aulas, soy de los que piensan que los niños tienen que venir educaditos de casa, que aunque desde la guarderia se le intente formar civicamente, si luego en su casa hacen lo que les da la gana es un paná, porque al fín y al cabo es dónde pasan mayor parte de su tiempo.
Ahora, la madera por parte del prfesorado en las aulas si que nati, eso no arregla na.
Un saludasso miarma.
Decálogo para formar un delincuente
Escrito por D. Emilio Calatayud, Juez del Tribunal de menores de Granada
1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Cadavez me gusta más esteBlog, en serio. Un fuerte abrazo.
Fdo: Híspalis
Hoygan, ke konste en apta ke ha Emilio Calatallut lo mensionè io primero, kiero mi kredito x heso.
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