Al igual que la Semana Santa para mí entender, con la llegada de las Cofradías de vísperas, se me antoja muy larga; a la feria de abril le estamos haciendo un flaco favor por alargarla insoportablemente.
Empezamos el sábado de la semana anterior a su celebración para ver como se está planteando el montaje y hablar con los responsables del mismo y como no, nos tomamos una copita por los alrededores. Al día siguiente, domingo, nos damos una vueltecita, por aquello de vigilar decimos, y nos tomamos otra copita.
Ya el viernes de vísperas es “imprescindible” dar otra vuelta para ver como está todo en condiciones y preparado y, cuando comprobamos que es así, entonces ya no es una copita lo que tomamos; nos tomamos un trofeo ya que, pensamos, nos lo hemos ganado por lo bien que lo hemos hecho. El sábado ya está programada alguna cosa en las casetas: cena, copa de preferia, despedida de soltero, cumpleaños de algún socio, etc. Nos vale cualquier justificación para caer de nuevo por la feria. El domingo ya sabemos: garbanzada, arroz, pimentada, huevos fritos, como le queramos llamar pero día de feria en definitiva. Lunes: cena del pescao, a mi como al Sr. Burgos no me gusta decir “pescaito”, con la consiguiente noche que parece que es el colofón de la feria en vez del comienzo oficial.
Creo que hasta aquí al menos, todos estaremos de acuerdo. Yo este año, tanto ayer jueves como hoy viernes me los he tomado de descanso. No sé si más por gusto o por obligación. Mi riñón ha dicho “illo, párate un poquito miarma que me vas a reventar”; mis pies me han dicho que se niegan a entrar en los zapatos aunque he probado con todos los que tengo que, no es que sea Calzados Rodríguez el zapatero pero, algunos hay; al cinturón le voy a tener que agregar un trozo para poder abrocharlo; el botón de las camisas que coincide con el ombligo ha empezado a ser una amenaza pública para todo aquel que esté tomando una copa conmigo o simplemente no tenga la precaución de coger un asiento que no esté situado frente a mí pues, si llega a romper, al que le de un botonazo lo mato o por lo menos le salto un ojo. Además de todo esto anterior está la cartera. Ésta no puede estar más tiesa y aún quedan dos días completos de feria además de los eludidos.
Creo que nos hemos metido en una dinámica insoportable, y ahora hablo en serio, las fiestas como todo tienen que tener las medidas justas por muchos y variados motivos. Hemos alargado artificial e inusualmente la feria para no ganar nada pues con la medida en exceso que le hemos dado no somos capaces de soportarla y el que no la corta por la mitad, como he contado que me ha pasado a mí, la cortará al final o tendrá que buscarse cualquier justificación para no ir a la feria. La hemos alargado en demasía y se nos puede ir de la mano, sino se nos ha ido ya.
Seamos cabales miarma, que no por mucho madrugar amanece más temprano y tengamos paciencia que es la madre de las ciencias, como pregonan los refranes, y volvamos a lo que siempre fue desde hace más de cincuenta años: seis días de feria y el “cominito” del pescao que le añadimos hace unos pocos años.
Como no le pongamos remedio acabamos todos como “el asomaito” del Canónigo en http://losbocoydepepe.blogspot.com/, escondiéndonos por las esquinas y diciéndole al que nos toque por detrás para llamarnos la atención en la bulla: “a mí también me deben”.
Empezamos el sábado de la semana anterior a su celebración para ver como se está planteando el montaje y hablar con los responsables del mismo y como no, nos tomamos una copita por los alrededores. Al día siguiente, domingo, nos damos una vueltecita, por aquello de vigilar decimos, y nos tomamos otra copita.
Ya el viernes de vísperas es “imprescindible” dar otra vuelta para ver como está todo en condiciones y preparado y, cuando comprobamos que es así, entonces ya no es una copita lo que tomamos; nos tomamos un trofeo ya que, pensamos, nos lo hemos ganado por lo bien que lo hemos hecho. El sábado ya está programada alguna cosa en las casetas: cena, copa de preferia, despedida de soltero, cumpleaños de algún socio, etc. Nos vale cualquier justificación para caer de nuevo por la feria. El domingo ya sabemos: garbanzada, arroz, pimentada, huevos fritos, como le queramos llamar pero día de feria en definitiva. Lunes: cena del pescao, a mi como al Sr. Burgos no me gusta decir “pescaito”, con la consiguiente noche que parece que es el colofón de la feria en vez del comienzo oficial.
Creo que hasta aquí al menos, todos estaremos de acuerdo. Yo este año, tanto ayer jueves como hoy viernes me los he tomado de descanso. No sé si más por gusto o por obligación. Mi riñón ha dicho “illo, párate un poquito miarma que me vas a reventar”; mis pies me han dicho que se niegan a entrar en los zapatos aunque he probado con todos los que tengo que, no es que sea Calzados Rodríguez el zapatero pero, algunos hay; al cinturón le voy a tener que agregar un trozo para poder abrocharlo; el botón de las camisas que coincide con el ombligo ha empezado a ser una amenaza pública para todo aquel que esté tomando una copa conmigo o simplemente no tenga la precaución de coger un asiento que no esté situado frente a mí pues, si llega a romper, al que le de un botonazo lo mato o por lo menos le salto un ojo. Además de todo esto anterior está la cartera. Ésta no puede estar más tiesa y aún quedan dos días completos de feria además de los eludidos.
Creo que nos hemos metido en una dinámica insoportable, y ahora hablo en serio, las fiestas como todo tienen que tener las medidas justas por muchos y variados motivos. Hemos alargado artificial e inusualmente la feria para no ganar nada pues con la medida en exceso que le hemos dado no somos capaces de soportarla y el que no la corta por la mitad, como he contado que me ha pasado a mí, la cortará al final o tendrá que buscarse cualquier justificación para no ir a la feria. La hemos alargado en demasía y se nos puede ir de la mano, sino se nos ha ido ya.
Seamos cabales miarma, que no por mucho madrugar amanece más temprano y tengamos paciencia que es la madre de las ciencias, como pregonan los refranes, y volvamos a lo que siempre fue desde hace más de cincuenta años: seis días de feria y el “cominito” del pescao que le añadimos hace unos pocos años.
Como no le pongamos remedio acabamos todos como “el asomaito” del Canónigo en http://losbocoydepepe.blogspot.com/, escondiéndonos por las esquinas y diciéndole al que nos toque por detrás para llamarnos la atención en la bulla: “a mí también me deben”.
Ahí queó miarma, hasta otro día y si me véis por la feria ya quedáis avisados del botón barriguero y traicionero.
2 comentarios:
Desde luego es que somos jartibles de tó y así nos va.... Yo encima hoy tengo que volver porque me he encontrado tikets que no había gastado así que otra vez a llenarme los zapatos de albero... esto no se puede aguantar ya...
Hola gata Roma, y que le hacemos si somos como los "Incansables de Torreblanca".
Yo también estuve ayer, es que me daba lastima no aprovechar el último día.
Ahora vienen la cruz de mayo de la Hdad, también la del grupo joven y EL ROCÍO; así que ole ole.
Un beso, espero que lo hayas pasado bien.
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