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9 abr 2009

¿Y DE QUÉ PODRÁN PRESUMIR?, SINO

Ha pasado el día grande y todo bien gracias a Dios, ninguna incidencia ni tampoco problema con calidad suficiente para hacerla destacable por lo tanto todos contentos.

Ante lo dicho anteriormente si he querido dejar fuera, por despreciable, el afán desmedido de protagonismo de ciertas personas que si es verdad que son hermanos no merecerían gozar de ese titulo al mostrar la falta de respeto y cariño hacía la Institución de la que forman parte. Son muy pocos, afortunadamente, pero es grande el desprestigio que dan.

Es evidente que no puedo, ni debo, dar nombres para no rebajar el nombre de la Hermandad a la misma altura que ellos gozan en sus vidas. Entre ellos hay algunos famosos de verdad, que además lo son por destacar en sus profesiones y por gozar del beneplácito de la mayoría de la población, otros, desgraciadamente para ellos, no lo son tanto pero se lo creen y por último los herederos de personas que dieron una buena parte de su vida por la Hermandad pero que no se preocuparon de enseñarle a sus hijos cual debería ser el comportamiento en la misma.

Mirad yo tengo una teoría con respecto a los derechos sucesorios, os lo digo: cualquier hijo debe estar orgulloso de ostentar el nombre de su padre y de hacer honor al mismo ya sea este nombre un titulo Nobiliario o un simple apodo o “muletilla” de su oficio o afición, por ejemplo: Marqués de las Siete menos cuarto; Manolito procesiones o simplemente como me conocen a mi los viejos de la Alfalfa: el hijo de Rafael el albañil, pero teniendo en cuenta que esa continuidad no da derecho sino obligación. Obligación de guardar la memoria, obligación de mejorar la acción de su antepasado y sobre todo tratar de mejorarlo en su prestigio personal o al menos tratar de no devaluar el mismo.

Que pena y asco me dan las persona que quieren, cuando todos los pueden ver, hacer creer que se desviven por una Imagen el día grande cuando nunca ni por éxito o fracaso ha pasado para orar delante de su Imagen de ¿devoción?. También, el famoso de verdad que año tras año el día grande de su Hermandad no deja que el protagonismo extremo lo lleven las Imágenes de su ¿devoción?. Jamas los he visto venir un día normal a pedir, como hacen muchos hermanos anónimos, “dejame entrar en la Capilla que van a operar a mi hijo o a un familiar y quiero estar un ratito con Ellos” o como otros “oye fulano, a que hora puedo ir que estéis por ahí que me ha nacido un niño nuevo y quiero enseñárselo a la Virgen”. No, a esta gente les basta con estar en los momentos cumbres y si es con fotografos mejor todavía. Ya de incalificable me parece la actitud de algunos hijos de cofrades que lo fueron y dieron todo por su Hermandad y que sólo lo quieren usar en su favor. Cierto es, y sería innoble no decirlo, que en ambos casos existen la excepción que, siempre se ha dicho, confirma la regla y hay hijos que saben mantener el anonimato que te da el antifaz nazareno sin pedir nada a cambio ni mercadear con el nombre de su padre.

No demos oportunidad a “estos figuras” de mantener el papel que tienen, o pretenden tener, en nuestras Hermandades. Dejémonos de hacer nuestras Hermandades club sociales donde se pierda la verdadera y única razón de existencia de las mismas: el amor a Dios y su Divina Madre a través de nuestro amor al prójimo dentro del anonimato y discreción.

Ahí queó, miarma.

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