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7 jun 2017

MI INFANCIA SON RECUERDOS DE UN PATIO DE SEVILLA

Portalón grande de madera, con postiguillo y mirilla.
Zaguán fresco, y luz confortable, para jugar a las cajillas.
Cancela de forja con campanilla.
Patio de lozas de Tarifa.
Arriates de jazmín, dama de noche y buganvilla.
Macetones de “pilistras”, helechos y esparragueras.
Latones de tomates, sembrados con claveles y rosas.
Macetas de geranios, begonias, gitanillas y yerbabuena.
Esterones de esparto.
Toldos de lona para sombrear el verano.
Baños de cinc, con agua calentándose al sol.
Tendederos de ropa limpia.
Lebrillos de barro esmaltados.
Jaulas de jilgueros y canarios; palomos en la azotea.
Gatos en rincones sombreados o en techados de tejas árabes.
Puertas de vidrieras, abiertas, y cortinas de cretona.
Fogones de carbón y hornillos de petróleo.
No se veía, pero se olían, guisos diversos que aseguraban, con poco esfuerzo, comer a la carta.
Braseros de cisco picón.
Retretes comunitarios.
Pilas con "refregadores" de madera.
Alcachofa de ducha fría a la intemperie, en lo recóndito del lavadero.
Grifo, uno para todos, con “escandaleras”.
Planta de arriba, con barandas y pilastras de madera.
Corredores de arriba, con las cocinas en cajones de madera.
Aljibe con ecos del patio del Salvador.
Mujeres haciendo labores, sentadas en sillas bajas de eneas.
Francisco - el “Moto”- haciendo jaulas canarieras y a Pepe Morilla con su banqueta de remendón.
La Loli – “de arriba” y a la Paqui - “Chica”-, cosiendo con sus tablas sobre las rodillas.
El fogón de Antonio - el “Melli”-, haciendo pestiños y torrijas en Cuaresma y rosquitos de huevos en Navidad.
Ancianas sentadas al sol, mientras las vecinas le aseaban el cuarto y les hacían la cama.
Bebes sentados al solito, para cerrarle la mollera prontito, en mecedoras de lona.
Nazarenos de San Bernardo, Carretería y San Isidoro.
Tertulias al fresquito de la noche, con historias de miedo.
El televisor de mi padre para que los viejos vieran los toros o el futbol.
Partidas de tute y dominó de los mayores.
Tumulto de niños, en partidos de futbol o simplemente dando por… “el centro”, - como decía Gil Robles de Azaña -.
Cañas hincadas en las llagas del suelo, muy regadas, para coger zapateros.
Bautizos de una semana; con guirnaldas de luces de colores y con flores y cadenetas de papel. Baños y lebrillos con  barras de nieve sirviendo de nevera.
Velatorios de borracheras de aguardiente, tazas de puchero y café con tortas de aceite.

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