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7 dic 2011

ACLARANDO QUE ES GERUNDIO.

En  la última entrada que publiqué, referente a la Operación Clavel, hacía comentarios, y remitía a anteriores entradas, en donde relataba la forma de vida que experimenté en mi niñez viviendo en una casa de vecinos y con unas condiciones económicas limitaditas. Popularmente a estas casas se las conocía como corral de vecinos, pero me resisto a denominarlas de esa forma pues, encuentro en esa denominación un toque despectivo con el que nunca he estado conforme.
Entre los agradables comentarios que recibí por ella hay uno de mi admirado José Miguel Ridao, en el que textualmente decía: “Tus recuerdos son entrañables, pero supongo que el vivirlos no fue fácil” y por eso quiero aclararle, tanto a José Miguel como a otros que les pudiera surgir la misma duda, mi modesto punto de vista.
No, todo lo contrario, fue muy fácil para mí vivirlos y de ahí el inmejorable recuerdo que guardo de aquellas vivencias y forma de vivir. También podéis comprobar la felicidad y buenos recuerdos que guarda de aquella época el gran bloguero Juan Luís Franco en su “toma de horas”, que también vivió en la casa de vecinos de la calle Conde Ibarra nº 5, casa que yo conocí mucho por vivir en ella algunos amigos míos que gracias a Dios conservo por nuestra vinculación a la Hermandad de la Candelaria.
La vida de casi todos mis amigos era muy similar. Íbamos a los mismos colegios. Jugábamos a las mismas cosas y teníamos una importantísima diferencia con los chavales de hoy: nuestros padres no estaban tan pendientes de las “tonteras” de los hijos, ni volcaban sus frustraciones en nosotros. En la Alfalfa, el Salvador, San Pedro o San Nicolás que eran mis paraderos principales, como comprenderéis también había chavales que sus padres tenían más recursos económicos y vivían en buenas casas o pisos pero, al final, la realidad nos igualaba pues, o bien se adaptaban a la mayoría y participaban con nosotros en nuestros juegos y vida, o se apartaban y vivían solitarios como algunos de los que podría dar nombres y señales. No sé si estos últimos eran menos felices que nosotros, no hay razón objetiva para asegurarlo, lo que sí es verdad demostrable era que, al menos, lo parecían y todavía hoy lo siguen pareciendo.
Los juegos eran muy simples y por temporadas: correr, saltar a piola, la bombilla, la lima, el tejo, el trompo, las estampas y como mucho una pelota para organizar un partido en cualquier callejón o plazoleta; que había un balón de reglamento, estupendo; que no lo había, una pelota cualquiera valía y si no teníamos ninguna un periódico viejo y un trozo de guita era suficiente para fabricar una estupenda pelota de papel. Una caja de madera de las de embalaje, las escaleritas que servían de soporte a las piezas de tejido, unos pliegos de papel guarro de colores comprados en la calle el burro, unas flores de buganvilla de San Pedro, o los Jardines de Murillo, y unas latas cuadradas  de embalar galletas que nos daban en el Palacio de las Galletas de la plaza del pan para los tambores era más que suficiente para organizar y montar una fastuosa cruz de mayo. Dos panderetas, una zambomba y un trozo de tabla con unos platillos de botella debidamente aplastados y clavados para hacer una sonaja, eran bastante para hacer un coro de campanilleros y así con todo.
Se compartía mucho en aquella época. Si estábamos jugando y yo, por ejemplo, decía que iba a merendar, todo el que se acercara a mi habitación conmigo salía con un trozo de pan con lo que hubiera: aceite con azúcar, manteca colorá, o blanca, con azúcar, una onza de chocolate o un trozo de chorizo o salchichón del que venía de Alosno enviado por mi tía Catalina. La diferencia con los de más poder adquisitivo era que si nos acercábamos a casa de algunos, por ejemplo: el Ton de Faustino o el Mandolín de la bodega La Aurora, es que la madre nos autorizara a ir a Casa Nicolás y pedir un bocadillo de lo que a cada uno se nos apeteciera en aquel momento y allí la imaginación se disparaba: queso, caballa en aceite, pate de hígado o de jamón en pan calentito según la hora ¡con dos cojones!
Con los juguetes pasaba en gran parte lo mismo. Que uno tenía unos patines o una bicicleta, pues todos estábamos jugando a lo que tocase menos uno, que estaba dando una vuelta con los patines o la bici y al ratito le tocaba a otro, que entonces abandonaba el juego común y su sitio lo ocupaba el que dejaba la bici o los patines. Memorable era el fuerte de Eduardo Medina, hermano del famoso tapicero del Alcázar Francisco de Paula, o el tren eléctrico y el mecano del Ton de Faustino.
No nos envidiábamos entre nosotros, pues disfrutábamos compartiendo lo que los otros tenían más que nosotros y no deseábamos más de lo que nos nuestros padres nos podían proporcionar. Que nos gustaba lo bueno está claro, pero nos bastaba, ante una petición particular de cualquier objeto, la contestación de nuestra madre: “eso no puede ser hijo, no tenemos dinero para eso”. No había regodeo en el que veía a un amigo con el pantalón o el chaleco heredado que él había abandonado por quedarle ya pequeño unos días antes. Nadie se atrevía a hacer ostentación de nada, pues por todos entonces era despreciado y se quedaba solitario aunque sí se permitía no compartir, por ejemplo: si tenía un balón de reglamento y no lo compartía a lo máximo que podía aspirar es a pegar balonazos contra una pared pues los demás corríamos todos detrás de la pelota de papel o de “gorila” que teníamos en común. Esa marginación conseguida a base de exclusión, positiva podríamos decir, educaba mucho.
Yo creo que los niño de hoy serían igual que nosotros entonces si actuasen por ellos mismos, lo malo es que los padres ahora llevamos a nuestros hijos nuestras frustraciones; estamos continuamente comparándolos y recalcándoles mucho todo lo que tiene y lo felices que son por tener tanto, ahora, eso sí, si al niño se le ocurre dejarle un juguete a un vecino o amigo es capaz la madre o el padre de comérselo diciéndole que es tonto por compartir lo suyo.
En mi niñez, lo único que me hizo mucho daño fue mi paso por el colegio de los Escolapios. La mayoría de los curas que había allí en aquella época eran unos enfermos, fascistas, cabrones y mala gente que dejaron abiertos en mí surcos de frustraciones y desesperanzas. Nunca me he explicado como yo solo y sin ayuda logré superar aquella etapa que tanto me separó de la Iglesia, y que tan claro me dejó la gran diferencia que hay entre lo que quiso Jesucristo enseñarnos a través de sus apóstoles y el oficio que de ello han hecho los que se llaman “Pastores de Su rebaño”. Son ellos los que desmotivaron mis ansias de aprender y estudiar, y los que malograron las ganas de superarse de un chaval pobre al que condenaron al fracaso escolar. Eran malos y lo peor que puede ser un ministro de Jesucristo, simoníacos que anteponían el dinero a todo.
En definitiva que fui muy feliz en mi niñez de privaciones y escaseces,; que no guardo, creo, ningún trauma de entonces y que he tratado de educar a mis hijos en la cualidad de compartir lo poco o mucho que han tenido y que pienso que en bastante lo he conseguido, aunque no es a mí a quien corresponde evaluarlo, pues siempre habrá alguien que sea mucho más objetivo que yo en ese aspecto.
Ea, pues hasta pronto, ¡miarmas!

14 comentarios:

Juan Luis Franco dijo...

Suscribo plenamente cuanto aquí nos dices. Eramos niños felices por estar rodeados de afecto y protección. Las carencias eran evidentes pero, demostrado queda,que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita. Jugar al "escondé" por las callejuelas del Barrio de Santa Cruz;a la "lima" en la Plaza de las Mercedarias y a "la pelota" en el Prado de San Sebastián, es tocar la gloria infantil con la palma de la mano. Un favor: no nos tenga vuestra merced tanto tiempo sin sus -para nosotros- imprescindibles Entradas. Un fuerte abrazo.

Perol y Mortero dijo...

Me identifico totalmente. Esta entrada es muy entrañable, has traído muchos recuerdos a mi memoria. Aunque en femenino, he tenido casi las mismas vivencias que tú.

Un abrazo

Verdial

PEPE LASALA dijo...

Yo también me identifico con esta entrada, y me trae buenos recuerdos. En mi casa "no sobraba", pero teníamos un cariño y una unidad familiar impresionante y que, gracias a Dios, todavía perdura. me ha encantado la entrada, es más, me ha sacado una lágrima. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea. http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

Laura de Bife dijo...

Rafael: Un excelente post!!
Entrañable, como ya te han dicho.
Y con una gran carga de ternura, agregaría yo.
Un placer leerte!!
Saludos desde Argentina.
Lau.

José Miguel Ridao dijo...

Lo primero agradecerte tus palabras, Rafael. Cuando te leí, lo primero que se me vino a la cabeza es la alegría y el cariño con que recordabas esos años. Después se me ocurrió que eran tiempos de estrecheces, pero veo que no era realmente así, teníais lo suficiente, quizá la generación anterior sí lo pasó mal, con las "jambres". Desde luego, tienes un don para transmitir tus vivencias. Me has hecho envidiarte, y con envidia malsana, no te creas.

Un fuerte abrazo, y mueran los gilipollas del mundo mundial.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Y bebíamos de los husillos, de la red del agua de la feria, y no nos poníamos malos ni na de na Juan Luis.

Teníamos menos pero, creo sinceramente que, éramos más felices Verdial. "Necesito poco, y lo poco que necesito, lo necesito poco" que decía el Santo pobre.

Me encanta saber que, con mis torpes letras, soy capaz de levantar en alguien buenos recuerdos y emoción. Cuando los cimientos son buenos, el edificio permanece sin fisuras Pepe.

Hola Laura, creo que es la primera vez que comentas por aquí, espero que sigas viniendo a esta tu casa y te encuentres "agustito" en ella. Bienvenida y muchas gracias por tu comentario.

Creo que nos pasaba como a los últimos indígenas que aparecen de vez en cuando por Brasil. No conocíamos otra cosa y por lo tanto ni lo anhelábamos ni nos era necesario para ser felices.
Me da mucha lástima cuando veo por la Alfalfa y alrededores algunos mollatosos de barra en barra solitarios e infelices que son fruto de una niñez solitaria e infeliz que le proporcionaron sus padres por el orgullo y la sinrazón de las diferencias sociales y de clase, Ridao.

Muchas gracias a todos por vuestras vivitas y comentarios.
Saludos

Naranjito dijo...

Grácias amigo Fali. Tus recuerdos son los de muchos de nosotros. Seguramente seríamos otra "clase" de niños y niñas. De otra manera no me explico hoy en día como era posible que cuando "chocabamos" a un amigo por una "pedrá" mal dirigidad (yo es que me crié en un pueblo), iba a su casa, lo curaba la madre, esta nos hechaba la oportuna reprimenda y acto seguido a seguir jugando a lo que tocara ese día.
Un abrazo

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Es lo que trato de decir, Naranjito, cuando digo que los padres no estaban pendiente de las tonteras de los niños; estaban a lo importante.
Aquí en Sevilla también había guerrillas a pedradas, yo tengo una buena detrás de la oreja izquierda que me dieron en el derribo que había en San Leandro, donde está hoy el Instituto Velazquez.
Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Supongo que la vida es cíclica y, tal como andan las cosas, habremos de volver a esto.

Saludos.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Pues no creas que una buena cura de humildad no le vendría bien a muchos Juan Carlos.
Saludos

Anónimo dijo...

El título "Aclarando que es gerundio" nos aclara la inteligencia de cierto director de blog, que estando repetido dos post quita el que tiene una cantidad enorme de votos en contra del comentario.
Esto nunca se puede llamar manipulación, esto se llama inteligencia para quitar el que estaba demostrando muy poca inteligencia para escribir un post en donde el fanatismo y el odio se pone de manifiesto. Y esto del odio en personas que "presumen" de religiosidad demuestra una hipocresía de padre y señor mío.

Saludos

Daniel Medina

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Perdona Daniel pero no entiendo lo que dices en tu comentario.
No sé si te refieres a mi o a otro blog ajeno a este. Tampoco sé a qué te refieres con votos en contra del comentario.
Si hay algo en lo que te he ofendido o faltado te ruego me lo hagas saber para al menos tener noción de lo que me estás comentando.
Saludos

Anónimo dijo...

Quiero decirle al director de este blog que con el no va nada, pues el blog "No cogé ventaja, ¡miarma!" es de una elegante categoría y puede presumir de una exquisita educación.

Me estoy refiriendo a otro blog que en las reacciones al post hay dos casillas, una con "estoy de acuerdo" y otra con "no estoy de acuerdo" en donde esta última se disparo de forma abrumadora. Como dio la casualidad que este post se repitió por dos veces y muy inteligentemente elimino su propietario el que rozaba casi las 100 opiniones de los lectores en el casillero de "no estoy de acuerdo".
El ponerlo en este blog ha sido por el título de "Aclarando que es gerundio" que va muy bien con mi comentario y por la casi seguridad que este blog es leído por la persona aludida. Por tanto puede estar usted tranquilo que con usted y su blog no va absolutamente nada.

Reciba usted un cordial saludo y mi más sincera felicitación para estas navidades.

Daniel Medina

Verdial dijo...

Cuanta verdad hay en todo lo que dices Rafael, El consumismo y el ritmo de vida que llevamos nos impide ver a través del cristal la verdadera Navidad.

Un abrazo y Felices Fiestas para ti y tu familia.