¿SOLDADITO ESPAÑOL?..........¡¡¡ANDA YA!!!

Desde hace más de diez años, los días 11 y 12 de octubre no han tenido para mí un desarrollo normal, pues los venía dedicando a la “marcha de los locos”. Creo que hay escrito algo sobre ella en algunas otras entradas anteriores, pero os digo de que se trata y así os ahorro la molestia para saber de qué va el tema: El día 11 de octubre, una serie de personas, hermanos o no,de la Hermandad del Rocío de Sevilla, inician desde la plaza del Salvador, a las 5 cinco de la madrugada, el camino andando hasta el Rocío, para llegar al destino sobre las 21,30 ó 22 horas de ese mismo día. Como comprenderéis el tema es de locos, pues son alrededor de 60 los km que hay que caminar, de ahí el nombre de la marcha que capitanean como LOCOS MAYORES: Manolo Canto, y su compadre Pepe “el Cabeza”. No quiere decir esto que yo camine tanto, aunque ahora esté entrenado y un poco loco -con papeles y todo-, pero sí voy colaborando, en lo que me piden, con el avituallamiento y ayuda necesaria para que los verdaderos artífices de la caminata tengan los mínimos inconvenientes posibles. El fin de esta marcha no es otro que acompañar a nuestra Hermandad de Sevilla -o el Salvador, como la quieran llamar- en su visita oficial del día 12 de octubre a nuestra Madre y Señora la Santísima Virgen del Rocío que nos recibe en su ermita.

Este año, por andar mi hija con un proceso febril que le ha precisado hospitalización desde el pasado lunes hasta ayer, no he podido ir. Por eso, al estar en el hospital aburrido y sin nada útil que hacer, me puse a ver en televisión el acto principal del día de la Fiesta Nacional. El nombre que le han buscado, para quedar bien con todo el mundo, no puede ser más inapropiado: Fiesta Nacional, ¿pues no es así como llamamos a las corridas de toros? A mí, particularmente, me gustan más: Día de la Hispanidad, Día del Descubrimiento de América, Día de la Raza, Día de España u otros que se nos pueden venir a la cabeza, usados o no, y más ahora que está de nuevo en boga El Capitán Trueno. Aunque no viene a cuento ¿se habéis fijado? Otro año más sin salir ningún nacionalista separatista catalán, vasco o gallego diciendo que ellos trabajan pues no tienen nada que festejar; como decía mi madre: “cuanto más se agachan, más se les ve el culo”.

Ea, pues después de este largo preámbulo llego adonde quería llegar: Vaya el papelito de la televisión con la transmisión del desfile. Vaya el papelito de los comentaristas. Vaya, también, el papelito de los militares y sus juegos, carísimos, de soldaditos de plomo. La verdad es que tuve muchos sentimientos: pena, vergüenza ajena, coraje, ira, dolor por el dispendio, pero en ningún momento orgullo sino más bien aversión a ser español si, serlo, significaba estar de acuerdo con aquella pantomima.

Con la que está cayendo y como está la situación económica, dedicar el esfuerzo y los medios necesarios para jugar a los soldaditos me parece una tremenda pasada. Eso por no hablar de que el ejército español cada día lo es menos: de los cuatro militares que plegaron la bandera, al menos tres eran sudamericanos según los nombres que dijeron; también en las imágenes que salían se veían muchos sudamericanos, vamos, que creo que lo eran todos o casi. Veremos quién va a Bolivia, Nicaragua, Ecuador, El Salvador o cualquier otro país latinoamericano a pegar tiros camuflados en labores humanitarias, si hiciese falta ir.

Igualmente me sorprendió que un ejército que se dedica a labores humanitarias no hiciera ostentación de hospitales, escuelas, cocinas, mantas, camillas sino de armas y más armas a cual más mortífera e hija de puta y dañina.

Impagable la imagen del legionario de la cabra, al que le pregunta una periodista que como se llama la cabra; al responderle que jero le dice ésta: ¿jero de Jerónimo? Y le contesta el lejía: no, jero como el del medio de los Chichos. Por cierto, ni un legionario de los que salió en plano corto tenia vello ni pelo en el pecho, ni tatuado ni na de na. Que poco macho de catálogo va quedando, vaya si Millán Astray o Franco levantaran la cabeza y vieran a sus "lejonarios" metrosexuales. Jorge de los Morancos tendrá que reconstruir su parodia de Adrián, el hijo de Omaita, y pasar por un depilador.

Tremendo el esfuerzo que hicieron para tapar los abucheos y gritos contra los políticos y que no apareciesen en plano. No creo que fuesen necesarias tantas incomodidades para anular la opinión de unos asistentes al acto que en nada representan al resto de los españoles que pasamos olímpicamente de estas mamarrachadas y que hacen, además, un uso de la bandera de España que yo considero execrable.

Hubo un momento que temí por mi entereza y casi estuve a punto de echarme a llorar; fue cuando caí en la cuenta del esfuerzo sobre humano que representó para el Rey asistir a tan “magno espectáculo”, pasar revista subido en un coche y mirar sentado el desfile de las tropas; eso sí, levantándose de vez en cuando como se encargaban de hacérnoslo saber los preparados y dilectos locutores recalcando de nuevo el supremo esfuerzo. Está claro que estos señores y señoras “tiralevitas” no conocen a enfermos crónicos de: asma, reuma, fibrosis quísticas, artrosis y tantas otras enfermedades difíciles de detectar, y de justificar su padecimiento, que no reciben una baja médica y que andan arrastrándose por los tajos con el miedo de ser despedidos, de un momento a otro, por no ser plenamente rentables a los ojos de su patrón.

Bueno miarmas, en fin, que si el año que viene por cualquier motivo no puedo ir a la marcha de los locos; juro, por mi perra waki y mi gato farruquito, que no me pondré delante de la tele para ver tamaño esperpento y lo campechanos que son nuestro Monarca y su real familia.