Anteayer domingo me pasó una anécdota, aquí donde estoy de vacaciones, que me resultó chocante en si, aunque es una situación no desconocida ya que en varias ocasiones la he vivido, en Sevilla, aunque no con el descaro que ahora.
Lo asombroso es que al llegar a mi alojamiento es cuando de verdad lo sopesé la barbaridad contemplada, pues venía en el periódico un artículo en el que se hablaba del ahorro económico que se pretende conseguir, con la nueva orden ministerial de que los Médicos de todas las Comunidades Autónomas, receten principios activos en vez de marcas comerciales de fármacos.
Por lo que decía el artículo yo no me explico muy bien de dónde van a rebajar la previsión, pues indicaba que ya muchos laboratorios a partir del 1 de agosto próximo harán una rebaja en los precios para aproximarse al precio de los genéricos. También, en una tabla adjunta, detallaban la diferencia en distintos preparados y la verdad que la diferencia era bastante corta en muchos de ellos y ninguna en ansiolíticos y otros. Eso sin contar que los medicamentos genéricos están autorizados a contener hasta un 20% menos de principio activo en la composición, pero en esto último no echarme mucha cuenta pues no lo puedo documentar.
Os cuento lo ocurrido: Llegué a la farmacia de guardia para buscar un calmante para el dolor que tenía en la rodilla, es que el ejercicio no está pensado para mí, ¡cojones!, y me extrañó las muchas personas que estaban esperando turno para ser atendidos. El problema del parón, era una señora mayor que quería comprar una medicina que necesitaba, pero sin tener que pagar los treinta y algo de euros que costaba el medicamento. En la discusión con el Farmacéutico, o mancebo, llegaron al acuerdo que si al día siguiente le presentaba la receta médica se comprometía a devolverle el importe pagado. Un señor que también estaba esperando cola, vio que la señora tenía en la mano una carterilla transparente de plástico en la que se veía la tarjeta de la Seguridad Social y le sugirió al dependiente que mirase por si tenía contemplada la medicina en dicha tarjeta; así lo hizo el dependiente y efectivamente estaba recetada junto con otras muchas especialidades. Señora, aquí hay muchísimas cosas recetadas, esto no es normal que usted las tome todas le dijo el dependiente pues hay algunas que usted no las retira desde hace mucho tiempo. No importa, fue la respuesta de la señora, “DAMELAS TODAS Y YA VERÉ CUALES ME VALEN Y CUALES NO” siguió diciendo tan pancha la señora.
Me supongo que por no seguir discutiendo y perdiendo más tiempo, el dependiente le sacó un verdadero saco de medicinas y la señora se fue sin pagar un céntimo y contentísima.
Con esa mentalidad es difícil que cambiemos la situación que se da con los medicamentos y que tan “preocupada” tiene a la Ministra Pajín. ¿Quién es el culpable de la situación vivida? Creo que todos un poco, aunque con diversa calidad de culpabilidad: el Médico; por no revisar y actualizar la tarjeta e ir a lo fácil con las personas mayores de darle lo que piden y ya está. El farmacéutico, o mancebo; por no poner un poco de cordura en la situación y negarse a dispensar medicamentos que no sean compatibles o dejar pasar tarjetas que necesariamente deben estar mal como la del caso que cuento. Los testigos por no denunciar en una hoja de reclamación la situación. En definitiva: LO QUE NO CUESTA DINERO NO TIENE VALOR, creo que es el pensamiento de todos nuestros mayores y que se salve el que pueda.
Ea, para que veáis que en todos sitios cuecen habas, ¡miarmas!
7 comentarios:
Je, ayer mismo dejaba un comentario Zapateiro en mi blog que acababa igual que empieza tu entrada.
Si hubiera educación... ¿cuántos problemas nos habríamos ahorrado?
Un abrazo.
Suelen ocurrir estas cosas cuando se van relajando la cautela y el celo profesional. Por nuestra parte, lo único que podemos hacer al respecto es seguir teniendo en conciencia un uso razonable y comedido, porque lo público no es gratis y de alguna forma nos están metiendo el sablazo, lo cual implica que a menor gasto de recursos públicos también será menor el sablazo. En el polo opuesto están los que piensan que, como les van a dar un sablazo de todas maneras, hay que aprovecharlo de la mejor forma sacando de lo público todo lo que sea posible.
Saludos.
Pues tengo entendido que los médicos de cabecera cobran un complemento salarial por bajar el número de recetas al mes, así que no me lo explico.
Lo de algunas personas mayores con los fármacos es de psiquiatras.
Después llegarán otros y nos impondrán el copago como única solución posible. Manda narices.
Mejor pelear con el supervisor de zona que con esa señora. Vamos, que a lo fácil.
Saludos.
Lo que planteas es real como la vida misma y muy complicado de poner solución, aunque a algunos les parezca de lo más fácil.
Médico: se le controla lo que receta, por lo menos en Andalucía y el cargar la tarjeta con los medicamentos en los crónicos es algo muy bueno... pero: algunos médicos no vigilan el cumplimiento de ciertas pautas --muchas veces por sobrecarga de cupos y de visitas diarias... algunos llegan a 40 pacientes o más por turno-- y la exigencia extrema de los pacientes hacen que el sistema falle. Otra cosa que le reprocho a ciertos médicos: que receten lo que pautan especialistas de la privada...
Por otro lado: el farmacéutico debería de tener cierta capacidad de dar la alarma cuando un usuario saca excesivos medicamentos o son incompatibles entre ellos... pero muchas veces el que dispensa el fármaco no es farmacéutico y desconoce esto.
Pero el gasto farmacéutico es más que todo esto: también es que los envases llevan demasiadas pastillas para un tratamiento completo, por lo que vale más caro... por ello se ha reclamado las llamadas «unidosis» lo que abarata la cosa y evita el acúmulo de fármacos en casa. La prescripción por principio activo también supone abaratar el gasto... lo que impide que se receten fármacos excesivamente caros por una marca comercial. Y más cosas que no cuento por prudencia... Aunque no lo parezca, Andalucía es la comunidad que más avances ha hecho en este sentido del ahorro, dado que era una de las que más debía a las farmacéuticas.
Todo lo demás... es educacional, como muy bien aportas en esta entrada. La gente se cree que todo es gratis total y que no vale ná y otros piensan que han trabajado toda la vida para tener lo que necesiten cuando sean viejos.
...Y sí... pero no. Nada es gratis. La bolsa no estará llena siempre si se sigue así.
Yo pondría un copago pequeño en cada consulta y en cada fármaco... poco, algo simbólico, unos céntimos 10 o 20. Ya verías como muchos se lo pensaban. Pero ningún político tendría valor de hacer algo así... sólo piensan en las urnas.
Perdón por lo extenso, perdón.
Besos miles
Así ¿como vamos a salir adelante si todo se vuelve caos y descontrol?, por cierto los viejos (no todos, claro) tienen una poca verguenza haciéndose la victima...
Un saludo ¡miarma!.
Amigo Fali.La verdad es que no alcanzo a entender todavía el beneficio social indiscriminado que para muchas cosas tienen nuestros mayores. Ellos, algunos abuelos y los políticos que le otorgan esas prebendas, se agarran a lo mínimo de algunas pensiones, esto es cierto en parte, porque hay jubilaciones que son mucho más altas que algunos sueldos, pero sin embargo, estamos hartos de ver la ingente cantidad de viejos que parecen que acuden a los ambulatorios(ahora modernamente centros de salud) por la mínima tontería, colapsando la asistencia, los cargamentos de medicinas que sacan de las farmacias, a veces hasta para los familiares, aunque parezca increíble, que luego llenan cajones completos de aparadores, y por ultimo ,(a mi parienta le repatea esa imagen), abuelos maqueados y abuelas con tacones y oros, dando vueltas y más vueltas en el autobús o el tranvía (metro-centro para algunos), sin que les cueste un solo pique. Le tengo mucho respeto a nuestros ancianos, y se que la mayoría han luchado mucho en sus vidas, y por levantar este país, pero el ser humano con la edad se suele volver egoísta, avaricioso, y esto también lo veo cada día : multitud de vejetes aprovechando unas prebendas que no les son necesarias, más contentos que unas pascuas, y políticos que se frotan las manos con un puñado de votos comprados con medicinas, asistencia medica y viajes en autobús que pagamos todos.Perdona el tocho miarma.Un abrazo.
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